Presentación: Desarrollo Profesional basado en la Escuela y en el Territorio

Resumen

Los centros que se comprometen con un proceso de revisión y mejora con la finalidad de ser más inclusivos y que logran avanzar en este propósito de una forma sostenible, tienen en común, entre otras cosas, que se preocupan por el desarrollo profesional continuado de su equipo docente. Esta es una de las condiciones importantes para el avance de los centros. El desarrollo de las competencias que necesita un profesorado preocupado por articular con equidad la presencia, el aprendizaje y la participación de todo su alumnado (Ainscow et al., 2006) debe ser uno de los propósitos de los sistemas educativos, tanto en lo relacionado con la formación inicial como continua. Un profesional que, como se desprende del perfil del profesorado para la inclusión propuesto por la Agencia Europea para las necesidades educativas especiales y la inclusión educativa, en el proyecto que desarrollaron denominado “Formación del Profesorado para la Inclusión” (TE4I) debe (AEDNEEI, 2011): a) valorar la diversidad del alumnado (las diferencias en el aprendizaje deben ser vistas como como un recurso y un valor educativo), b) apoyar a todos los aprendices (el profesorado debe tener altas expectativas sobre el rendimiento de todo su alumnado), c) trabajar con otros (la colaboración y el trabajo en equipo son esenciales para la tarea que todos los profesores deben desarrollar), y d) cuidar el desarrollo profesional y personal continuo (la enseñanza es una actividad de aprendizaje constante y el profesorado debe asumir la responsabilidad de su formación permanente, a lo largo de su vida profesional).

Sin duda, el desarrollo de prácticas docentes con el propósito de “llegar a todo el alumnado”, sin dejar a “nadie atrás” se constituye en uno de los requisitos para el logro del reto internacional que hemos asumido en el Objetivo nº 4 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Sin embargo, la distancia que nos queda por recorrer para alcanzar este Objetivo (UNESCO, 2020 a), nos insta a tener muy presentes las acciones necesarias para avanzar (Echeita et al., 2021). Con esta finalidad, entre otras cosas, como señala la UNESCO (2020b), los sistemas educativos deberían esforzarse por apoyar a las escuelas y a los docentes, contribuyendo al desarrollo de sus competencias para llegar a la diversidad del alumnado de su centro, y fomentando la colaboración entre los diferentes agentes relacionados con la educación y bienestar de sus alumnos y alumnas, tanto dentro de la escuela como fuera de esta.